Historia deportiva

“KRONOS me ha pedido que relate una breve historia, principalmente deportiva, de lo que he hecho a lo largo de los años. Empezaré diciendo que, en mi niñez, solía jugar con un par de amiguitos de mi edad, de 6 y 7 años con los que hacíamos carreras a ver quién llegaba antes a una meta definida con anterioridad y siempre les ganaba. Allí se gestó lo que, posteriormente, iba a marcar mi vida. Alrededor de los 25 años pensé que sería bueno hacer deporte y me apunté a un gimnasio de  mi barrio. Empecé haciendo clases dirigidas y máquinas –por aquel entonces en la sala de máquinas sólo había varones y yo destacaba por ser la única mujer-. Tiempo después leí en la revista francesa “Femmes d’Aujourd’hui” varios artículos sobre el Judo y me pareció un deporte sumamente interesante e incluso conveniente para una mujer con vistas a poderse defender en caso del ataque de un malhechor. Cuando empecé a hacer pesquisas con el fin de apuntarme a clases de Judo sólo encontré un Dojo donde lo impartían pero era únicamente para universitarios lo que me llevó a cambiar de pensamiento e inscribirme en el Centro Cultural de los Ejércitos, donde ahora se halla El Corte Inglés de Plaça de Catalunya. Allí no hacían judo sino karate y esto es lo que practiqué durante más de 10 años. Cuando tenía el cinturón marrón el Dojo convocó una competición de Katas donde quedé 1ª otorgándome una preciosa copa, la primera de mi historia deportiva.

Aunque no quería examinarme, animada por mis compañeros, prácticamente todos chicos, me apunté al examen que se hacía en Madrid y allí, delante de un Jurado compuesto por varios japoneses y algún directivo español, obtuve el Cinturón Negro I Dan. Por cierto, como siempre se me han dado bien los idiomas ya desde la primera clase le pedí a mi Sensei, que era nada más y nada menos que Iraizoz, un Comandante del Ejército, que los nombres de las diferentes posturas me las dijese en japonés en lugar de en castellano como venía haciendo. Sobre esto tengo una anécdota. Quise profundizar más en este idioma y me apunté en la EOI donde cursé los, entonces, 4 cursos de japonés. Al principio del primer curso mencioné a mi profesor de japonés Junichi Matsura, mi deseo de saber la traducción de cada uno de los nombres que utilizábamos en karate. ¿Sabéis qué me contestó? Pues que no podía darme una traducción fidedigna porque eran palabras utilizadas antiguamente por los samuráis y, por lo tanto, ignoraba su significado actual. También practiqué Tai Chi durante unos años con el Padre Peter Yang, quien lo introdujo en España. La intención de aprender a fondo Tai-chi, me llevó a profundizar en el idioma Chino. Otros idiomas que he aprendido durante mi andadura han sido: Francés, Inglés, Italiano y Alemán.

Al margen de esto, un año fui de vacaciones con el Club Med a Porto Petro y allí, entre otros deportes, me apunté a clases de esgrima. Como el profesor me comentó que lo hacía muy bien, cuando llegué a Barcelona, en el mismo Centro donde hacía karate, me inscribí a clases de esgrima que estuve practicando durante casi dos años compaginándolas con las de karate. En aquella época, cuando salía de trabajar y después de hacer deporte, iba al Conservatorio del Liceo donde cursé unos años de Solfeo, Guitarra con el maestro Tarragó y Canto con la soprano Mercè Plantada ya que formaba parte del Orfeó Laudate dirigido por Angel Colomer y quería impostar mi voz. Durante estos años actuamos en el Palau de la Música Catalana y en el Liceo reforzando al Cor del Liceu. Con anterioridad había cantado en una pequeña coral y posteriormente al Orfeó, me integré en un grupo de música moderna donde, además de cantar, tocaba la armónica (había aprendido a tocar también la flauta travesera).

También terminé los estudios de Dibujo Artístico y Publicitario e Historia del Arte en la Escola d’Arts i Oficis de Barcelona (Escola de la Llotja). Llegó un invierno y con él la nieve, y un amigo me inició en el deporte del esquí. Como soy perfeccionista busqué un sitio donde me enseñasen la técnica y me apunté a la UEC donde hacían salidas a la nieve con profesores. Mis primeros pinitos fueron en la estación de La Molina. Allí aprendí los primeros pasos según la Escuela Austríaca de esquí aunque enseguida la cambié por la Escuela Francesa de esquí y me federé en Andorra y allí iba todos los fines de semana de invierno a esquiar guiada por monitores. Llegué a esquiar muy bien y mis pistas preferidas eran las negras o las rojas por encontrarlas más divertidas. Durante muchos años estuve esquiando en los Alpes franceses, los suizos e incluso me deslicé por algunas de las  pistas de los EEUU.

Además del esquí alpino he practicado el esquí nórdico, el patinaje sobre ruedas, sobre hielo, tenis, squash, ahora juego a pádel, natación, los ya mencionados karate y esgrima y ya de mayor fui al BACC (Bicicleta Club de Catalunya) donde me enseñaron a ir en bicicleta. En la estación francesa Les 2 Alpes probé el Ala Delta con esquíes y monitor. ¡Sensacional ! y en Pataya (Tailandia) hice paracaidismo ascensional. Muy relajante. Actualmente voy al gimnasio donde varío las diferentes disciplinas que compagino con pádel y carreras populares donde, de vez en cuando, tengo la suerte de subir al podio por haber quedado, 1ª, 2ª 3ª o la más veterana, que de todo hay, incluso en un par de ocasiones quedé 1ª en categoría de +55 años y +Veterana, lo que significa subir al podio dos veces y llevarme dos copas en la misma carrera. El final de mi historia, como se puede ver, es igual a la del principio. Empecé corriendo de pequeñita y ahora, de mayor, vuelvo a correr, en medio quedan los diferentes deportes practicados a lo largo de mi vida.”

Maria Llum De La Chica