MI DEBUT EN MARATÓN
Ya han pasado 7 años de mi gran debut en la Maratón de Barcelona del año 2007, cuando por aquel entonces escribía:
Hace un año decidí aventurarme a hacer una maratón y qué mejor que inscribirme en la maratón de mi ciudad natal, Barcelona, para estar rodeada de los míos.
Cuando abrieron las inscripciones para la Maratón de Barcelona de 2007 por Internet, rápidamente envié la solicitud. Me había tocado un número de dorsal bastante bonito o al menos a mí me lo parecía: el 6161.
A partir de entonces sabía que tenía que entrenar duro para conseguir acabar mi primera maratón, teniendo en cuenta además que tenía dos hijos que criar. Mi marido Álex me impondría y supervisaría semana tras semana mis entrenamientos e iríamos observando mi evolución deportiva.
Estuve entrenando seis días a la semana combinando series (que continúo odiando), farleks, tiradas largas, montaña, pesas… con días de sol, lluvia, frío, calor, momentos de risas, lloros, lesiones y enfermedades. La verdad es que esto de entrenar a diario es muy duro y seguir una disciplina aún más. Y aún es más duro para una mujer, ya que hay escasas corredoras y normalmente he entrenado sola.
Un mes antes de la Maratón de Barcelona hice una tirada de 32 kilómetros. Tardé 2:48. Cuando acabé tuve una sensación de vacío de estómago y me mareé un poquito, pero lo había superado sin mucha dificultad. Cuando tan sólo quedaban 15 días para la carrera, repetí de nuevo la tirada de 32 kilómetros. Me salió mucho mejor que la primera vez; tardé 2:40. Estaba muy contenta porque mis resultados habían mejorado. Ya no quedaba más tiempo para mejorar mi condición física.
Dos días antes de la maratón estaba nerviosa, histérica y cansada de tanto entrenar. Quería que llegara ese gran día y al final llegó. El día mismo de la carrera ya se me habían pasado los nervios. Me levanté a las 6:00 horas de la mañana, desayuné unas tostadas y un té y me metí nuevamente a la cama. Al cabo de una hora me vestí y llegué a la salida de la carrera.
Álex me haría de liebre durante toda la carrera ofreciéndome en todo momento agua, geles y todo lo que necesitara. Inicié la carrera yendo tres minutos y medio por encima de mi tiempo. Mis sensaciones eran inmejorables.
Durante los 10 primeros kilómetros había mucha gente ya que coincidía con el recorrido de la carrera corta; luego la aglomeración fue disminuyendo. En cada avituallamiento, Álex cogía agua y me la iba ofreciendo.
Íbamos manteniendo un ritmo bastante constante y yo me encontraba cómoda corriendo. Pasé la media maratón bastante más rápido de lo que teníamos previsto. A partir de la media, tenía que beber más líquido y empezar a tomar geles con cafeína. Me costaba pero Álex se ponía tozudo y con razón, ya que además hacía un sol radiante y la temperatura era elevada.
Continuamos manteniendo bien el ritmo hasta el Km. 32. Hasta aquí todo parecía estar controlado, pero a partir del kilómetro 38 me vino una pájara. La cabeza se me iba, pero mis piernas seguían corriendo. Veía a Álex correr delante de mí, lo llamé como pude y rápidamente me dio un gel. Ese sí que me lo acabé rápidamente; además coincidió con un kilómetro que era de subida.
Una vez recuperada de este mal trago, seguimos pero bajando el ritmo considerablemente. Empezaba a estar agotada; no me dolían las piernas ni los brazos pero psicológicamente no podía más.
Cuando tan sólo faltaban 200 metros no podía con mi alma, pero tenía que acabar la maratón corriendo. Estaba hecha polvo. Es entonces cuando vi aparecer entre el público a Mónica y Carlos animándome y aplaudiéndome. Me saltaron las lágrimas de alegría y al mismo tiempo de sufrimiento. Mónica y Carlos corrieron con nosotros esos 200 metros que para mí estaban siendo infernales. Gracias a ellos se me hicieron más llevaderos.
Así conseguí mi triunfo, llegando a la meta con mis amigos y mi entrañable entrenador. Ante todo quiero agradecer a Álex el haberme apoyado desde el principio. Era un viaje que habíamos empezado juntos y teníamos que llegar hasta el final. ¡Es un triunfo compartido!
Tiempo: 3:29:43
Bàrbara Sagi