Qué supone ser atleta de élite
¡Buenas chic@s!
Hoy me gustaría compartir con tod@s vosotr@s lo que supuso para mí ser atleta de élite tal y como yo lo viví, con la finalidad de haceros entender al mundo popular, ahora que está tan de moda el “running”, dos aspectos fundamentales:
- Que nosotros, los atletas de élite, no somos “humanoides” ni tenemos poderes especiales ni distintos a los de cualquier persona.
- Que todas las competiciones no son aptas para cualquier persona, no solamente por su complexión o condiciones físicas, sino por una falta de adaptación a la competición o la dedicación necesaria para afrontarla.
La vida de un atleta de élite está enfocada 24h del día al deporte, no solamente las horas destinadas al entrenamiento en sí, tanto de mañana como de tarde, sino a esa parte del entrenamiento que conocemos como el entrenamiento invisible y que para mí es donde radica la principal diferencia entre el mundo popular y el profesional.
Con ello quiero decir que quizás ambos mundos hagamos un entrenamiento similar por las mañanas y otro del mismo modo por las tardes, pero no todo el mundo puede dedicar el tiempo del día restante a seguir cuidándose físicamente a través de una buena alimentación, horas de descanso y de sueño necesarias, masajes de descarga y cuidados físicos, fortalecimiento general o especializándose con detenimiento en sesiones de técnica de carrera para corregir aquellos defectos que tengamos y convertirlos en virtudes.
Así transcurrió mi vida durante muchos años, en los que conseguí mis mejores resultados deportivos, años en los que las temporadas terminaban y era tanta la dedicación y el cuidado de cada detalle en mi día a día, que mentalmente acababa el doble de saturada que físicamente.
Nunca me consideré mejor que nadie, pero sí que aprendí que si las lesiones te respetan y siendo disciplinada en tu día a día, con tiempo todo podía llegar de la manera que lo hizo.
Es por ello que recomiendo a todo el mundo del atletismo popular que nunca se olviden del motivo por el cual empezaron a entrenar, que no se comparen con nadie y que nunca pierdan el norte queriendo obtener resultados similares a los de los deportistas de élite porque los años que han o hemos tenido de dedicación, a lo largo de todas sus/nuestras vidas y la especialización que hemos tenido muchos de nosotros, nunca la van a poder tener ellos, porque la vida no vuelve hacia atrás para nadie.
Cada persona tenemos unas u otras cualidades y os puedo asegurar que para respirar y disfrutar de la vida y del atletismo no es necesario ser campeones olímpicos o del mundo, basta con ponerse unas zapatillas, salir a correr y disfrutar del momento.