Titan Desert 2016: Tiempo de vuelta, tiempo de reflexión
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Ningún viaje te deja indiferente, todo sucede muy rápido, pero una experiencia como la Titan Desert, aún menos. Vivir con la intensidad que se vive allí, en el campamento, con los compañeros de haima, con los compañeros de carrera… vivir intensamente, como se vive ésta experiencia…, no deja indiferente para nada.
Siempre dije que cuando estuve el primer año, una de las cosas que me impresionó más fue el paisaje y la luz de Marruecos. Cada rincón me sorprendía más y más, cada zona; las montañas del Atlas, pero también la zona más de desierto. Esta luz se echa de menos con tan solo aterrizar en Barcelona, es como si faltara ajustar la intensidad de luminosidad de la pantalla y no encontráramos el botón.
Hablando con un compañero-Titan por teléfono me comentaba que vivir una semana en la Titan es como estar en una burbuja, luego cuando vuelves a las tareas y a la cotidianidad se hace como muy difícil y complicado el resituarte y es necesario de ese proceso de unos días de adaptación.
Pero te llevas mucho más que kilómetros, te llevas mucho más que triunfo o derrota. Lo que has vivido, estar allí, estar. Esto es lo que me quedó claro después de pasar por el cáncer; lo que importa es estar; qué más da lo que consigas o no, objetivos, beneficios, posicionarte, sólo lo que importa es el estar, porque piénsalo bien, podríamos no estar y por lo tanto cada minuto, cada segundo cuenta y cada momento compartido con las personas, suma, enriquece y es la verdadera ganancia, la autentica consciencia del tiempo y de dónde estamos en todo momento, la consciencia de VIDA.